lunes, 20 de junio de 2011

Hoy me preguntaba...

   
   Muchas veces me pregunto por la capacidad individual de cada uno de aplicar en él y en su realidad lo que ha aprendido. No hablo de las experiencias, pues esto no es sinónimo de aprender, no por ello el hombre tropieza siempre dos veces con la misma piedra. Hablo de la capacidad de aplicar los valores que promulgamos, defendemos, por los que nos enfadamos con aquellos que no los tienen...a uno mismo.

   Empezé preguntándome, por ejemplo, porqué podemos llegar a insultar a alguién cuando comete una infracción de tráfico, cuando lo hacemos nosotros. Porqué pensamos que aquel es un infractor y nosotros nos justificamos alegándonos que tenemos una causa justificable.

   O porqué cuando vemos que alguien cercano despilfarrar el dinero, lo condenamos y,  nosotros nos lo gastamos en aquello que no nos es imprescindible pero justificable ante nuestra conciencia, aunque tampoco lleguemos a final de mes.

   O porqué si algún camarero, pongamos por caso,  te atiende irritadamente pensamos que es un borde, mientras que cuando tenemos un mal día lo pagamos con los compañeros de trabajo, y tienen que entender que es un tema personal o que hemos pasado un mal día en el trabajo y tus allegados también deben entenderlo.

   Porqué siempre queremos que nos entiendan cuando no somos capaces de deternenos ni un momento a pensar que el otro es otra persona, otro ser humano al igual que nosotros. ¿Porqué siempre tiene que ser el otro el que de el primer paso y le echamos la culpa de que no lo haga cuando tampoco lo hacemos nosotros?
   Y así me paso los días, viendo como todos quieren ser entendidos, pero nunca entender. Como pueden entregarse a los ejemplos concretos expuestos para negarlos y no ver más allá de ellos. Los ejemplos siempre están para clarificar algo, no para justificarse en ellos para no entender.

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